lunes, febrero 25, 2008

La violencia en el fútbol







Imágenes sin palabras.
(El fútbol es un juego y el rival un adversario, no un enemigo)



Corría el minuto dos y medio, Eduardo da Silva conducía la pelota, y sin venir a cuenta, Martin Taylor hace una entrada tan salvaje, que yo sólo soy capaz de poner esta foto (no es la más desagradable, y para que el jugador del Birmingham no se vaya de rositas).

Todos se quedan parados, nadie reacciona, bueno, el central del Birmingham sí, que se teme lo peor y no sale de su asombro (sabe que la cosa es grave), esperando la reacción de un árbitro (que no se espera ni por asomo lo que se encuentra). El público no comprende hasta que ve a Cesc llevarse la mano a la boca y pedir con urgencia la camilla. ¿Resultado?, Eduardo Da Silva necesita oxígeno para salir del campo del dolor y del susto que lleva en el cuerpo (le han destrozado la pierna), se pierde el resto de temporada y no puede jugar una Eurocopa donde podría incrementar su valor.

La entrada es criminal, y la lesión de las que impresiona. Lo que conviene preguntarse es cómo es posible que eso se haga en el minuto 2, y en el centro del campo. ¿Dónde iba Martin Taylor? Si se es justo, que no suele ser así, el jugador del Birmingham debería ser sancionado el tiempo que dure la lesión de da Silva, como sucedió con Goicoetxea cuando lesionó a Maradona (aunque luego se la redujeron), como no se hizo con Figo.

La buena fé se entiende, eso está claro, pero si queremos evitar escenas semejantes, el castigo debe ser ejemplar. ¿El partido? Bastante tenían los jugadores del Arsenal con seguir en el campo y no pensar en lo ocurrido. Ahí es cuando el fútbol ocupa un segundo lugar.