jueves, junio 10, 2010

Fernando Signorini (Preparador Físico de la Selección Nacional)


Pretoria - 10/06/2010
Es el hombre que reúne a los jugadores antes de cada partido. Es la voz que más escuchan los integrantes de una de las plantillas más talentosas, complejas y heterogéneas del fútbol mundial. Maradona es el seleccionador de Argentina y Fernando Signorini (Lincoln, Provincia de Buenos Aires, 1960) algo más que un preparador físico. Acompañó a Maradona en los Mundiales de 1986 y 1990. En su tercera Copa, quiera o no, ejerce de líder espiritual.
Pregunta. En 2006, cuando terminó el Mundial usted escribió una apología del cabezazo de Zidane diciendo que hizo bien en agredir a Materazzi porque defendía su dignidad, y la dignidad de las personas está por encima de todo, incluso de un Mundial.
Respuesta. Para mí Zidane lanzó un mensaje maravilloso para el que lo quiera tomar, porque en este mundo globalizado con tanto utilitarista dando vueltas, a lo mejor es imposible que lo entiendan.
P. ¿De qué habla con los jugadores antes de cada partido?
R. Hablamos sobre cómo organizar la entrada en calor porque eso lo delego en ellos. Para eso son profesionales y son el mejor equipo del mundo. Yo no puedo ser el vanidoso de turno que va para hacerse ver y pone conitos y da órdenes. Yo los libero. Los invito a pensar y los comprometo para que cada uno elija lo que tenga que hacer. Acentúo esa confianza en el delegar. Ya dijo Atahualpa Yupanqui que "la vanidad es yuyo malo que envenena toda huerta". Si un jugador profesional no está en condiciones de hacer su propia entrada en calor entonces se tiene que dedicar a otra. Yo prefiero ser lo menos necesario posible. Los preparadores físicos son una de las cosas menos necesarias en la conformación de un equipo de fútbol.
P. En el Madrid de Ronaldo y Zidane, Vicente del Bosque comprobó que cuanto menos entrenaban los jugadores mejor estaban físicamente.
R. Se lesionaban menos porque entrenaban menos. ¿Por qué antiguamente no había tantos lesionados? La pubalgia es una enfermedad nueva que ha llenado de dinero a los traumatólogos. Es la locura del entrenamiento. ¿Por qué hay que entrenar? Hay que entrenar desde la racionalidad. Cada vez corren más en la montaña y en el mar con el agua hasta las rodillas. Un día va a aparecer un tiburón y se va a comer a alguno.
P. Si la preparación física no es relevante, ¿cómo cree usted que puede ayudar a los jugadores?
R. Cinco siglos antes de Cristo Sócrates desarrolló esa técnica dialéctica llamada mayéutica. A través de preguntas descubría a las personas verdades que estaban ocultas en ellas y que ni ellas sabían que sabían. Es este juego el que hay que trasladarles a los jugadores. He hablado con muchos de los más emblemáticos de la selección argentina y llegamos a la conclusión de que, con su experiencia, y con la ayuda de un buen médico para casos muy puntuales, cualquiera de ellos sería capaz de entrenarse solos. "¿Entonces para qué es importante el preparador?", les pregunté. Y uno alzó sus dos manos entrelazando los dedos. Para tratar de que el grupo funcione de la mejor manera. Fundamentalmente con una fuerza que no se logra en el gimnasio y que es la fuerza más poderosa que acompaña al ser humano: la fuerza del afecto. Siempre les digo que para poder ayudarlos los tengo que conocerlos. Salvo que seas Gandhi, es muy difícil ayudar a quien no conoces. Y sobre todo, además de conocerlos los tengo que querer porque a una persona querida se la puede ayudar mucho mejor. Para eso uno tiene que tener la capacidad de poder llegarles de una manera tal que ellos puedan sentir afecto y hacer de ese afecto una especie de cobertura que nos ayude a todos a conseguir un título deportivo, y punto. Esto no va a cambiar la historia de Argentina ni del mundo. Argentina ya tiene dos campeonatos del mundo ganados y sin embargo hay niños que siguen padeciendo hambre en un país que tiene todos los alimentos habidos y por haber.
P. En el 2002 muchos jugadores se sintieron culpables. Se les transfirió la responsabilidad de sostener a Argentina en un momento de crisis económica...
R. Estamos metidos en una gran confusión. He comprado un montón de libros para formar una pequeña biblioteca en la concentración. De Galeano compré 'El fútbol a sol y a sombra', 'Las venas abiertas de América Latina', libros de Rodolfo Walsh, la biografía de Atahualpa Yupanqui, la historia del caudillaje en Argentina, la biografía de Facundo Quiroga de Felipe Varela, libros de poemas de Armando Gómez, 'Por qué no soy cristiano' de Bertrnad Rusell... Somos un continente en permanente lucha por una sociedad más justa y me gusta incentivar a los jugadores para que no piensen que el fútbol es lo único que tienen en la vida. Porque si es así van a ser muy pobres por más que tengan mucho dinero. Dante Panzieri decía que antes la formación de los chicos estaba a cargo de maestros que tenían muchas verdades y poca cultura. Después los maestros fueron reemplazados por los preparadores físicos, mucho más ricos en cuanto a la dialéctica pero ignorantes de toda verdad en cuanto al juego. En nuestro trabajo lo más importante es la capacidad de generar y canalizar las emociones para lograr el mejor de todos los climas, más allá de la acechanza de la derrota que obra muchas veces, y sobre todo en las personas de carácter menos fuerte, como argumento de conflicto. Alguien tiene que dar un puntapié y decir: "Vamos a recatar los valores que emanan del deporte porque son inherentes al hombre y es el hombre el que juega. Vamos a dejarnos de que esto parezca una tragedia griega o un circo romano". El fútbol no es capaz de paliar el sufrimiento humano. Es mentira. He estado en tres Mundiales y el éxito no cambió absolutamente nada.
P. ¿Qué ha visto en Messi? ¿Ha resuelto el enigma?
R. Tiene 22 años y lo critican por no exponerse y no hablar. Casualmente yo conocí a un tal Maradona al que criticaban por hablar demasiado. A los mejores no los comparo. Los disfruto. ¿Por qué tiene que ser diferente Messi? ¿Para quién? Hasta con Lio se comete esa injusticia del patrioterismo imbécil: "Es que juega en España". ¿Y qué tiene que ver? ¡El 60% de los argentinos somos hijos de españoles! Si a los abuelos nuestros no se les hubiera ocurrido viajar seríamos todos españoles. ¡Basta con esta pavada! El fútbol es una cosa tan simple que a mí me da vergüenza ocupar tanto espacio y pensar que las cosas que pueden mandar a este mundo al diablo no son tratadas con profundidad. Cada vez hay más odio, más división, más exclusión... Un día se va a armar una que no va a quedar nada. ¿Y entonces qué harán? ¿Taparlo todo con el arbolito del fútbol? ¡Será como tapar con una hierba un tsunami! El otro día leí que no hay que tomarse tan en serio la vida porque no saldremos vivos de ella. Tampoco tenemos que tomarnos tan en serio el fútbol y mucho menos cuando ganamos.
P.¿Cree que la amistad entre jugadores hace más competitivos a los equipos?
R. En la preparación física yo hablo de la fuerza de las convicciones. Cuando a los barbudos cubanos los hicieron pedazos y quedaron doce dando vueltas por la selva, Castro pronunció la famosa frase: "Ahora sí estoy seguro de que cumpliré con la revolución...". Castro no les dijo: "Bueno muchachos ahora vamos a un gimnasio, vamos a usar esta máquina isocinética, vamos a hacer pesas porque tenemos que derrocar a Batista". ¡No tenían ni fusiles! Si fuera un problema de músculo Schwarzenegger sería el mejor jugador del mundo y Schwarzenegger no puede jugar a la pelota ni con la mano!". Se habla de desarrollar la velocidad y cuando contrataron a Ben Johnson para jugar al fútbol en Canadá lo echaron a los dos meses porque llegaba siempre último. El fútbol como todo juego es misterioso, y jugarlo bien es muy difícil. No cualquiera está capacitado. La moda de Cristiano está bien, pero él no juega bien porque tenga músculos. Creo que lo han confundido. Le han dicho que cuanta más crema se ponga y más abdominales haga mejor jugará. ¡Mentira! Cristiano juega bien porque el fútbol es misterioso. ¿Por qué juega bien Messi? ¿Porqué Newell's lo vendió por 700 euros y ahora vale 250 millones?
P. Un fisioterapeuta que los trató a los dos dijo que Maradona era elástico y flexible y que Messi tiene una musculatura rígida. ¿Cómo lo explica?
R. Porque para eso hay una palabra que muchos no se animan a pronunciar porque no se sienten seguros ante lo desconocido. Y es eso. Es un misterio. ¿Cuándo se va a dilucidar? No lo sé. Por ahora es un misterio. ¿Por qué salen tantos talentos naturales debajo de cuatro chapas y cuatro cartones? Primero no los ayuda nadie. Y cuando trascienden todo el mundo les exige: que hablen bien, que no se coman las eses, que sean políticamente correctos, que no hablen en contra del dogma ni religioso, ni social, ni político, y sobre todo, que no hagan trastabillar el privilegio de los privilegiados del sistema. Es todo un asco. Y de eso me gusta hablar con los jugadores. Porque ellos son un símbolo para muchos millones de chicos desprovistos de información que no creen en la clase política. ¿Por qué no van a creer en estos nuevos profetas que no tienen una cruz ni un libro sagrado pero tienen una pelota? Si la pelota sirve para abrir la mente de los chicos y que sepan las verdades desde el principio, bienvenidos sean.
P. ¿Cómo es trabajar con Maradona?
R. Es muy fácil. Si un chico que... Si el fútbol no hubiera existido lo habría inventado él. Como es un tipo de fútbol todo discurre con normalidad. Por más que cada vez que se abre la ventana se arma un lío bárbaro porque hay que vender con su vida y con su muerte. ¿Por qué despedazarlo? ¿Por qué pasó por la droga? ¿Qué se creen? ¿Qué él se drogó porque quiso? Fue una manera de evadirse de una tensión para la que nunca estuvo preparado. Él es un chico que se hace querer, muy atento y muy cariñoso, del que se seguirá hablando dentro de mil años. Para mí trabajar con él es una maravilla. Estar en la selección argentina con él como técnico es un hito en la historia del deporte. Yo y mis compañeros estamos como nenes delante de un frasco de dulce de leche. Lo disfrutamos con los ojos. Con todo. La vida interior de la selección bulle como una colmena. No por el orden sino por la dinámica. No somos Suiza. Entonces hasta el último día no supimos ni en qué avión volaríamos a Suráfrica, ni qué día, ni a qué hora. Pero una cosa era segura: volaríamos.