
Si, la que se logra en el último minuto y con un golazo, es la que produce mayor calentura a la parcialidad del rival, y a los jugadores rivales, y a los dirigentes del equipo vencido, y a todos los amargos que nos odian historicamente, quizá por envidia o por impotencia.
Y sobre todo cuando a esa victoria la merecemos, por querer jugar y hacerlo mejor, por ser los que ponen las ganas de que el fútbol sea un espectáculo estético, que nos guste mirarlo y nos produzca placer ir a la cancha.
Esos son los triunfos que mejor te dejan, los más festejados y los más importantes.

A los 15 minutos Gaby Gonzalez humilla con una finta a su marcador casi en el banderín del corner derecho, se le escapa y mete un centro fuerte al punto del penal, y el Flaco Faroux que siempre morodea por esa zona la esperó en aire (detenido en el aire).
Y cuando la bocha llegó a este territorio de peligros (a donde se terminan las palabras), la impactó con la región fronto-parieto malar de su balero huesudo, y la guardó en la red junto al segundo palo de un arquero que la toca apenas con la punta de su mano desesperada.

Solo faltó empujarla adentro, pero la caprichosa siguió de largo ante desesperados despejes a cualquier lado de los defensores visitantes.
Hugo Iervasi se lamentaba por los goles comidos y se lo nota más ansioso que lo corriente, "que bárbaro Tordo, no podemos errar esos goles, me decia...". Y tenía razón.

En la fotografia se puede observar la presencia de uno de los Técnicos más ganadores del Tricolor, Alberto "El Flaco" Entraigas, y al Loly LLambay (dirigente indispensable).


A los 12 en un tiro libre desde la izquierda con dos cabezazos en el área nos empatan, y burlones (algunos) hacen gestos de silencio a la tribuna local, mientras la hinchada de este club sin cancha y sin sede (comodamente sentada en nuestra instalaciones) gritaba consignas a favor del Club Bella Vista (de Bahía Blanca) y hasta pusieron una bandera verde y blanca en el alambre (??). Serán Bahienses?.
Y por supuesto nos recordaban como siempre la historia de la quiebra, antigua obseción de algunos que gritan con voz muy potente.

Y Lamberti no pudo evitar expulsarlo, estaba muy cerca y no le quedaba otra.


Entra junto al palo derecho del arquerito que vuela para la foto. Y explota el delirio, Adrian lo va a festejar subiendose al portón de la esquina que da al quiosco de choripán, y se van todos con él, y la tribuna se hace escuchar a full.
Y lo gritamos como locos, y ya termina y el Perro Iervasi sigue nervioso y gritando (como lechón adentro de un auto), hasta que el policia Lamberti da el pitazo final y el primer chico de las finales quedó en casa.